Escultura monumental de Antonio Soler tallada magistralmente en un único bloque de Mármol de Macael. La belleza natural de este mármol, con sus diversas tonalidades, se integra a la perfección con la expresividad de la obra, creando una imagen impactante del rostro humano, explorando la dualidad y la multiplicidad del ser.

Perteneciente a la serie ‘Sueños’ de Antonio Soler, esta escultura combina la pureza del Mármol de Carrara con la intensidad del Markina Negro. La obra evoca la naturaleza onírica a través de la representación de dos rostros que se entrelazan y se funden en una composición inquietante, donde una mano parece silenciar o ocultar parte de uno de ellos. El contraste entre ambos mármoles realza la expresividad de la pieza, creando un diálogo entre la luz y la sombra, lo visible y lo oculto.

La pieza parece capturar un instante íntimo y atemporal, un reflejo en el agua donde la mujer se contempla a sí misma y a la vida que crece en su interior. La luz juega con la translucidez del alabastro, creando sombras sutiles que resaltan la calidez de la maternidad. La base de mármol blanco aporta estabilidad y realce a la escultura, enmarcando la escena con elegancia.

«Maternidad» es un homenaje a la vida, a la esperanza y al amor incondicional. Es una obra que invita a la contemplación silenciosa, a conectar con las emociones más profundas y a celebrar el milagro de la creación.

Esta escultura única, tallada en la cálida y terrosa piedra de Monviedro, se erige como un poderoso tributo a la fuerza femenina. La figura, de formas redondeadas y orgánicas, adopta una pose de autoridad: brazos en las caderas y mirada alzada hacia el perfil superior. Esta postura irradia confianza y determinación, sugiriendo una mujer arraigada a la tierra, pero con la vista puesta en el horizonte.

La pieza, de dimensiones imponentes (103x46x46cm) y un peso de 350kg, transmite una sensación de solidez y permanencia. La textura de la piedra de Monviedro, con sus vetas y tonalidades, añade un toque de calidez y naturalidad a la obra, evocando la fuerza de la naturaleza femenina.

«Reflejos» es una escultura en mármol de Carrara que captura la esencia del ser a través de tres caras entrelazadas, posibles perspectivas de una misma alma. La obra, inspirada en la reflexión de Sandra Blanco: «Somos el reflejo de nuestra alma, de lo que pensamos, de lo que sentimos, de lo que soñamos, de lo que vivimos, de lo que anhelamos, de nuestros deseos y de nuestros miedos», 1 invita a contemplar la complejidad del yo. La blancura del mármol resalta la delicadeza de los rostros, mientras que la base de mármol negro aporta contraste y solidez. Con dimensiones de 85 x 55 x 25 cm y un peso de 200 Kg, «Reflejos» se erige como un monumento a la introspección y la búsqueda de la identidad.

«Cadenas Invisibles» es una escultura en mármol de Carrara Estatuario que captura un momento de tensión . La figura, de contornos difusos, se inclina con un movimiento dinámico, como si estuviera tirando para escapar de una fuerza invisible.

La blancura translúcida del mármol de Carrara resalta la delicadeza de las formas, creando un juego de luces y sombras que intensifica la sensación de movimiento. La figura, aunque de forma ambigua, transmite una sensación de urgencia y determinación.

La base de mármol Negro Marquina, con su superficie pulida y su color intenso, aporta un contraste dramático a la escultura.

«Cadenas Invisibles» es una metáfora de la lucha por la libertad, de la búsqueda de la liberación de las ataduras invisibles que nos limitan. La escultura invita a la reflexión sobre los miedos y las limitaciones que nos impiden alcanzar nuestros sueños.

Escultura en bronce de fuerte carga emocional, que evoca la soledad y la introspección a través de una figura estilizada y expresiva. Una pieza que dialoga con el existencialismo. Esta obra pertenece a la serie «El ser y la Nada»